Las 7 diferencias_Estrategias clásicas vs. Estrategias Vivas (integrales y participadas)

“La calidad de los resultados depende del nivel de conciencia desde el que actuamos.” “Las personas apoyan lo que han ayudado a crear. La participación no es un extra, es el camino al compromiso.” Estas dos frases , la primera de Otto Scharmer (“the quality of the results depends on the quality of the awareness from which people operate”) y la segunda inspirada de una que ofrece Margaret Wheatley (“People support what they help to create“) me acompañan cada vez que me siento a facilitar un proceso estratégico. Porque, más allá de herramientas o metodologías, lo que de verdad transforma una estrategia es desde dónde se piensa, con quién se construye… y cómo se pone en marcha. Todavía hoy, muchas estrategias se diseñan como si el mar no cambiara. Como si bastara con un plan bien trazado desde arriba. Como si trazar el rumbo en un despacho garantizara el viaje. Pero el mar ha cambiado. Y los vientos también. Y cuando cambia el entorno, la lógica desde la que se diseña la estrategia también debe transformarse. Por eso, en vez de preguntarme solo qué contiene una estrategia, me pregunto: ¿Desde qué nivel de conciencia se ha construido? ¿Quién la siente como propia? ¿Cómo se moviliza, se adapta, se corrige, se encarna? Y desde ahí, nace otro tipo de estrategia. Una que no se impone. Se co-crea. Una que no se limita a ser ejecutada. Se vive. Te propongo aquí 7 preguntas clave para ayudarte a identificar desde qué lógica estás construyendo tu estrategia… y si está realmente viva, compartida y preparada para moverse. ¿Dónde vive tu estrategia? En un documento que se entrega al equipo. En una experiencia que se construye y se conversa entre todas las personas implicadas. ¿Qué ofrece tu estrategia: certezas o dirección? Una ruta fija, que no debe desviarse. Una brújula que orienta, pero permite virar cuando el entorno lo exige. ¿Quién la diseña? Solo el equipo directivo o una consultora externa. Las personas clave que luego van a activarla, en un proceso de co-creación. ¿Para qué medís? Para controlar que se cumpla lo previsto. Para aprender, mejorar y responder a lo que la realidad va mostrando. ¿Cómo se comunica? Con una presentación formal, en lenguaje técnico. Con una narrativa visual y emocional que conecta de verdad con quien la escucha. ¿Cómo se organiza? Por departamentos o áreas estancas, sin conexión real. Con una mirada sistémica que conecta todas las partes en una historia común. ¿Cómo se pone en marcha? Se ejecuta como una lista de tareas. Se activa con propósito, desde el compromiso y la comprensión compartida. Si la mayoría de tus respuestas están del lado superior… puede que estés navegando con una cartografía que ya no lee el mar que habitamos. O que no resuenas con lo que estoy compartiendo. Si reconoces la lógica de la parte inferior… estamos conectados/as: estás en camino hacia una estrategia viva, integral y participada. Y si estás en medio, también estamos conectados/as, estás a tiempo de virar. Si estás navegando hacia el lado derecho o medio de esta comparativa, hablemos. Estoy embarcada en nuevas aventuras (en breve te cuento cosas que ya están llegando) y quiero nutrirlas no solo con lo que he vivido con mis clientes, sino también con las preguntas, intuiciones y conversaciones que están emergiendo en este cambio de paradigma. Escríbeme a info@miryamartola.com y hablamos. #EstrategiaViva #LenguajeVisual #LiderazgoConsciente #TeoríaU #CulturaOrganizacional #DibujaTuEstrategia #cambiodeparadigma
De buques pesados (estrategias clásicas) a veleros (estrategias integrales y participadas) que sienten el viento y leen el mar

“La estrategia ya está escrita. Ahora solo falta que la gente la ejecute.” “La estrategia no es para todos. Es un tema de dirección.” “No hace falta que lo entiendan. Lo importante es que lo cumplan.” “Todo está en el documento… otra cosa es que la gente lo lea.” “Ya hicimos el plan. Ahora toca cumplirlo.” Estas frases las he escuchado más veces de las que puedo contar. Y no con mala intención. Las dicen personas con buena voluntad, con experiencia, con mucha cabeza y también con demasiada presión por obtener resultados. Pero lo hacen desde un modelo de estrategia que fue útil en otro tiempo y que hoy, simplemente, ya no basta. Y yo también lo aprendí así. En la facultad, lo que nos enseñaban sobre estrategia estaba profundamente influido por Michael Porter y la escuela clásica del management estratégico. Se trataba de elegir una posición, definir una ventaja competitiva sostenible, protegerla a toda costa y trazar un plan preciso que nos guiara sin desviaciones. La estrategia era algo que se pensaba en despachos, se escribía en documentos extensos y se ejecutaba en cascada. Todo tenía el orden, la lógica y la previsión de un gran crucero transatlántico: sólido, jerárquico, y con una hoja de ruta clara desde el inicio. Pero ese buque, a veces crucero, que durante años fue símbolo de estabilidad, hoy ya no basta. Los cambios ya no vienen con tiempo. Los contextos no se pueden contener en un Excel. Y las personas —con sus preguntas, talentos, emociones y propuestas— ya no son “recursos humanos”, sino el motor mismo del movimiento. Con el tiempo entendí que el problema no era solo de contenido, sino de enfoque. Me fui formando en otros paradigmas: la Teoría U de Otto Scharmer, las metodologías participativas, la facilitación visual, el coaching de equipos, la mirada sistémica. Y descubrí que otra estrategia era posible. Una que no parte del control, sino de la presencia. Una estrategia que no navega como un transatlántico… sino como un velero. Durante mucho tiempo, la estrategia fue entendida como un ejercicio de planificación racional, jerárquica y controladora. En los 80 y 90, bajo la influencia de Porter, se buscaba estabilidad, ventajas duraderas, cumplimiento. Luego llegaron los 2000, los entornos VUCA (volátiles, inciertos, complejos y ambiguos), el pensamiento ágil, la disrupción, lo digital. Pero hoy no basta con adaptarse. Hoy vivimos en un mundo BANI: frágil (Brittle), ansioso (Anxious), no lineal (Non-linear) e incomprensible (Incomprehensible). Un mundo donde los mapas de navegación se quedan cortos, los planes se rompen, y lo emocional y lo sistémico no pueden quedarse fuera. Donde la complejidad no se resuelve: se habita. Por eso están emergiendo nuevas miradas. Como la de Nora Bateson, que habla de inteligencia transcontextual y complejidad cálida. O Frederic Laloux, que propone organizaciones evolutivas. O Otto Scharmer, que nos invita a cambiar la fuente desde donde operamos, a liderar desde la escucha, la presencia y la co-creación. Y también está apareciendo otra forma de entender la estrategia. Una que no se diseña en PowerPoint, sino que se conversa en círculos. Una que no se ejecuta, sino que se activa desde el compromiso colectivo. Porque todo eso que aprendimos se parecía demasiado a un buque transatlántico. Imponente, sólido, con todo previsto desde el puerto: el rumbo, las paradas, los protocolos. Un capitán que lo sabe todo. Una tripulación que ejecuta. Y un plan trazado al milímetro, con la idea de no desviarse ni un grado. El problema es que los buques no giran a tiempo. Y hoy ni los icebergs ni las tormentas llegan con aviso. Una pandemia. Un conflicto geopolítico. Una nueva regulación. Una crisis reputacional en redes. Un cambio interno inesperado. Los trasatlánticos tienen estructura, sí… pero les cuesta responder a tiempo cuando el contexto cambia. Y muchas veces, también pierden la capacidad de escuchar lo que pasa más cerca del agua que navegan. Por eso, cada vez más organizaciones están cambiando de embarcación (de manera de hacer estrategia). Están bajando de los grandes cruceros y eligiendo navegar con veleros. Veleros que no compiten en tamaño, sino en mirada. Que están más cerca del agua que navegan. Que ven con sus propios ojos lo que tienen delante, a los lados… y dentro. Que intuyen, sienten, responden, anticipan… e improvisan con criterio. Es cierto: un velero no es el más rápido del océano. Su velocidad media es menor que la de un gran crucero o la de un buque. Pero cuando algo cambia, puede girar sin perder el rumbo. Y, sobre todo, puede llegar a lugares donde un crucero ni se acerca. Puede leer el viento y virar antes de que llegue la tormenta. Navegar por zonas estrechas, nuevas, inciertas. Avanzar sin combustible, solo con pericia y propósito. Y colaborar con otros veleros sin perder su identidad. Porque no siempre gana quien va más rápido, sino quien sabe a dónde va… y con quién. Este otro tipo de estrategia —más viva, más integral, más conectada— no necesita levantar la voz para mostrar su valor. No busca impresionar desde el control, sino avanzar con sentido. Es una estrategia que se visualiza porque necesita ser comprendida. Que se conversa porque necesita resonar en quienes la activan. Que se mueve porque nace del compromiso, no solo del análisis. Una estrategia viva no es un documento. Es una práctica compartida. No es una verdad única. Es una brújula colectiva. No es un rumbo impuesto. Es un viaje con propósito. Por eso, cada vez más organizaciones, equipos y líderes están dejando atrás los grandes cruceros diseñados para no moverse, brillantes por fuera pero torpes ante el cambio… y subiendo a bordo de veleros capaces de leer el viento, virar a tiempo y navegar lo incierto sin perderse. Porque no se trata de cambiar de barco… sino de cambiar la forma en la que navegamos. En el próximo post: te voy a regalar u diagnóstico basado en las 7 diferencias clave entre una estrategia rígida y una estrategia viva. Una comparativa clara, visual y
10 estrellas guía para no perderme en este mar de LInkedin (ni en ninguna otra red social). Parte II.

Mientras escribía mi anterior post, volví —casi sin darme cuenta— a mirar mi propia constelación de 10 estrellas. La que compartí hace unas semanas en la conferencia “Atrévete al mar: no naciste para quedarte en la orilla”. Y me di cuenta de algo muy simple: esas estrellas-guía que las he ido dibujando en mis grandes decisiones vitales, me sirven ahora. También me guían en este momento. Porque este “doble-post”, esta decisión, este empezar a mostrarme en LinkedIn con intención… también es, de alguna manera, un nuevo comienzo. Así que he querido volver a esas 10 estrellas. Una a una. Pero esta vez, mirándolas desde aquí. Desde este borde. Desde esta orilla nueva que estoy explorando: 1. Confía en el proceso. Aunque no vea tierra firme, el horizonte —y mi propósito— están ahí. Incluso si no tengo claro cada paso, puedo confiar en que el camino se irá abriendo al andar. 2. Viaja hacia dentro antes de zarpar hacia fuera. Para mí, esto no va “sólo” de escribir en LinkedIn. Es preguntarme desde dónde lo hago. Para qué. Cuál es mi contribución. Qué quiero compartir y qué quiero cuidar. Porque la brújula no está fuera: está dentro. 3. Nombra lo que duele. Y aquí lo digo: me cuesta. Me remueve. Me activa la duda… Y al nombrarlo (y nombrar significa también compartirlo, como lo hago ahora), se transforma. 4. Pide ayuda. Escucho, me dejo guiar y acompañar por personas que saben de esto… y saben de mí. 5. Apóyate en tu ecosistema Mi gente. Las que me leen otros posts, me conocen y me “ven”. Las que escuchan y saben de “mis miedos”. Las que me recuerdan lo que sí soy. Las que me sostienen con la palabra, en el silencio y con su mirada profesional. Quienes me Contrastan. Me mueven, remueven y anclan. Y siempre están. 6. Practica algo cada día A veces es un post, o una frase, o una nota. Sé que dibujar, escribir, caminar… estar en movimiento me ancla. 7. Evita la excusa como refugio Porque a veces me digo “esto no es lo mío” o “esto no funciona” para no hacerlo. Pero conecto conmigo y tengo claro que no atreverme y no permitirme probar… es otra manera de zozobrar. 8. Siempre asume tu parte. No es culpa de la red social. No es culpa del algoritmo. Si quiero estar, tengo que elegir cómo estar. Qué decir. Cuándo callar. Qué mostrar. Y eso… también es responsabilidad y es mi libertad. 9.Suelta la perfección, suelta el control. No tengo que hacerlo perfecto. No tengo que saberlo todo. Solo estar presente. Mostrarme desde mi autenticidad, en lo que hago y en como soy. 10. Atrévete al mar. Porque sí, puede que algunos no les guste. Que no cumpla ciertas expectativas. Pero no hay nada más honesto ni viaje más real que ofrecer a manos abiertas mi pequeña (gran) contribución a este ecosistema profesional. … Esta infografía nació originalmente como una brújula para los nuevos comienzos. Aquí la he vuelto a aplicar para navegar, con atención e intención, en el mar de Linkedin. Te comparto ambas. La primera, digitalizada. Una versión aplicada a este post, digitalizada, de la versión original. La segunda, a mano alzada, la que ilustra la conferencia “Atrévete al mar: si no naciste para quedarte en al orilla”. #DibujatuEstrategia #conecta #comunica #acción #Estrategia #ConsultoríaEstratégica #ComunicaciónEstratégica #Infografías Si quieres recibir mi newsletter, escríbeme a : info@miryamartola.com Mi nueva web (y muuucho más) está en camino… ¡Te voy informando!
Mi estrategia para estar en LinkedIn (sin dejar de ser yo). Parte I.

Me cuesta escribir en LinkedIn. No porque no tenga cosas que decir (quienes me conocen saben que me sobran ideas, palabras, dibujos, conexiones). Me cuesta porque no quiero impostar. Porque no quiero entrar en el juego del “esto es lo que hay que hacer para estar”. Porque quiero que lo que digo aquí esté alineado con quien Soy cuando estoy “en presencial”. Y con quien Soy y lo que hago; sin más… ni menos. Y sin embargo, aquí estoy. Escribiendo este post… para LinkedIn. No porque alguien me lo haya dicho. Que también: algunas personas a las que respeto y admiro y que me están acompañando profesionalmente, me repiten que es importante, que es parte de mostrar lo que hago, de generar posicionamiento, de compartir el valor de todo con lo que contribuyo. Que es también un ejercicio de responsabilidad para ofrecer eso que Soy y sé hacer y aporto. Y eso me resuena. Así que también estoy aquí porque algo dentro de mí me lo pide. Porque este momento —y este post— son parte de un “nuevo comienzo” en este espacio. Es un nuevo comienzo de esos que vienen después de haber caminado mucho. Los que nacen cuando decides mirar todo lo vivido con otros ojos. Los que te invitan a moverte de sitio, sin moverte de ti. Yo he comenzado muchas veces. Cuando me fui a México muy joven a trabajar con niños de la calle. Cuando regresé para cuidar a mi aita y mi ama y tuve la suerte de embarcarme en el mundo de la Cooperación Internacional. Cuando asumí liderazgos con equipos estimulantes. Cuando viví rupturas y caídas y para volver a emerger. Cuando me fui a Boston a desconectar para volver a conectar(me). Cuando me atreví y decidí emprender mi propio proyecto… Cada uno de esos comienzos no me llevaron a otro lugar: me llevaron más cerca de mí. Y hoy, este post también es eso: una forma de poner en marcha una nueva manera de estar en LinkedIn. Con voz propia. Con mi aportación sobre la estrategia, los equipos y los procesos: profunda, clara, visual, participativa, con “toque”. Con mi estilo, que no es ni mejor ni peor: es el mío. Con mis aprendizajes, mis herramientas, mi visión estratégica y mi humanidad encima de la mesa. Estoy aquí para compartir lo que sé y lo que soy. Para explorar este espacio que no me es tan natural como otros presenciales —el de las conferencias, los talleres, los procesos de consultoría, el encuentro directo con las personas— en los que me es más natural mostrar lo hago y desde dónde lo hago; pero que también me ofrece la posibilidad de abrirme a otros océanos, conectar con otras orillas, entrar en conversación con quienes quizá es más difícil coincidir en espacios “y otros mares”. Y eso, claro, me remueve. Porque implica quitarme capas, revisar el ego, dejar a un lado el miedo a que no guste, a que suene “raro”. Implica escucharme más a mí que a los algoritmos. Elegir mostrarme antes que fingir. Ponerme en modo verdad. Y en ese mostrarme, me toca también abrazar lo que soy: una consultora estratégica que utiliza rotuladores. Que piensa y dibuja. Que conecta estrategia con emoción. Que nombra lo complejo con claridad y lo profundo con sencillez. Que cree en el cuidado, en la conexión, en el propósito. Que acompaña procesos de transformación con rigor… y con belleza. Y esa es mi estrategia para LinkedIn: no fingir ni impostar. No tener que parecer. Simplemente estar. Mostrarme. Con impacto, con método, con criterio. Desde mi voz y mi estilo. A mi tiempo y manera. Y ver a quién resuena. Tendré que encontrar mi propio ritmo. No sé si será cada semana, cada mes, cada estación. No sé si llegaré a “responder” a los algoritmos. Pero sí sé que quiero estar aquí. Porque creo —de verdad— que lo que tengo para ofrecer puede ser útil, puede inspirar, puede mover. Y mientras escribía este post, volví —casi sin darme cuenta— a mirar mi propia constelación de 10 estrellas que compartí hace un par de semanas en la conferencia “Atrévete al mar: si no naciste para quedarte en la orilla”. Y me he dado cuenta de algo muy simple: esa guía también aplica aquí. También me orientan en este momento. Porque este post, esta decisión, este empezar a mostrarme con intención… también es, de alguna manera, un nuevo comienzo. Así que… de este post me ha salido otro. Mira tú qué bien. Si quieres descargar la infografía (en realidad he subido dos) y leer este segundo post puedes ir aquí: infografía (en realidad he subido dos) y leer el segundo post: https://miryamartola.com/conferencias-y-articulos/10-estrellas-guia-para-no-perderme-en-este-mar-de-linkedin-ni-en-ninguna-otra-red-social-parte-ii/ #DibujaTuEstrategia #conecta #comunica #acción #mostrame #ConsultoríaEstratégica #ComunicaciónEstratégica #mostrarme Si quieres recibir mi newsletter, escríbeme a : info@miryamartola.com Mi nueva web (y muuucho más) está en camino… ¡Te voy informando!
Conectar los puntos: decidir con sentido en tiempos del des_propósito

Necesito escribir este post porque se me arruga el estómago cada vez que escucho las noticias y conecto con la locura que nos rodea estos últimos días. No solo como ciudadana, sino también como pequeña empresaria. Porque lo que está en juego además de nuestra economía (macro y micro) es el sentido. Y cuando el sentido tambalea o se desdibuja por los trazos del miedo, las decisiones se vuelven erráticas, las estrategias se desconectan y el futuro se vuelve aún más incierto. Y por eso necesito trazar mi propia ruta estratégica. Para no caer en la desesperanza. Para reconectar los puntos (connecting the dots). Porque cuando el ruido se hace tan loco, el propósito tiene que sonar aún más fuerte. ● Punto 1: Europa busca su manera propia Cada año participo en la SME Assembly, el gran encuentro europeo impulsado por la Comisión Europea para pensar el futuro de las pequeñas y medianas empresas. Formo parte del equipo de facilitación internacional que acompaña el proceso con propuesta y síntesis visual, transformando ideas complejas en claridad compartida. En la edición de 2024, celebrada en Budapest, emergió con fuerza la conversación sobre la necesidad de un modelo europeo de empresa frente a los modelos dominantes de Estados Unidos o China. Un mode… ● Punto 2: Un contexto global que aprieta y desconcierta Lo que estamos viendo con Estados Unidos —con sus decisiones unilaterales, sus aranceles y su lógica de “soy el centro del mundo, hago y dispongo lo que me plazca”— no es solo una cuestión técnica o económica. Es una señal clara de desorientación global, una forma de ejercer poder que impone tensión sobre el resto del sistema económico, social y político. Y esa tensión nos atraviesa directamente: se rescinden contratos sin previo aviso, se congelan inversiones que ya estaban comprometidas, se aplazan decisiones, se expulsan personas e identidades, se desequilibra el sistema … ● Punto 3: El giro necesario – de la estrategia como control a la estrategia como identidad Aquí se abre un cruce clave. Algunas estrategias se están construyendo desde el miedo: buscando controlar lo incontrolable, tomando decisiones apresuradas, cerrándose a nuevas posibilidades. Se traducen en medidas que no construyen comunidad ni visión a largo plazo. Solo tratan de contener. Pero existe otro camino. Una estrategia que parte del propósito, que se construye desde dentro hacia fuera, que se alinea con lo que somos y con lo que queremos sostener. Una estrategia que no impone, sino que implica… ● Punto 4: Las PYMEs como músculo y conciencia de Europa Lo veo cada día en mi trabajo. Las pequeñas y medianas empresas —que representan más del 99% del tejido empresarial europeo— no están solo sosteniendo la economía. Están sosteniendo relaciones, empleos, compromisos, vínculos con la comunidad. Son la infraestructura emocional y práctica de esta Europa que quiere construir desde los valores y no desde los algoritmos del miedo. Y aun así, son las que más sufren cuando el sistema global entra en pánico. Porque a ellas (a nosotras) se les cortan los pagos. Se les pausan los contratos. Se les congelan los apoyos. ● Punto 5: Conectar los puntos para no perder el rumbo Connecting the dots no es solo una frase inspiradora. Es una necesidad estratégica. En tiempos donde todo parece fragmentado, conectar el propósito con la acción, la identidad con las decisiones, la escucha con el rumbo… no es un lujo. Es lo que nos permite seguir siendo quienes somos sin desdibujarnos en el ruido. Preguntas que me están ayudando estos días: ¿Mi estrategia está ayudando a sostener lo que importa… o solo a aguantar? ¿Estoy decidiendo desde el miedo… o desde mi centro? ¿Tengo un plan para sostener y resistir… o una dirección que me ayude a construir? Como dice Otto Scharmer: “El liderazgo comienza escuchando el futuro que quiere emerger.” Y ese futuro, para muchas organizaciones, no llegará desde una sala cerrada ni desde un plan de control. Sino desde una conversación honesta, un propósito compartido y la valentía de construir una estrategia propia, viva y en común. Yo también estoy ahí. Como empresaria. Como consultora estratégica. Con mis propias preguntas. Con mis miedos. Intentando sostener equipo, mantener foco, cuidar la calidad, honrar los compromisos, mientras afuera la marea sube y el viento cambia cada día de dirección. A veces me siento como una txalupa en medio de la tempestad: pequeña, sí. Frágil, a ratos. Pero con el remo firme. Porque aunque no puedo controlar el mar, sí puedo decidir cómo remar. Desde dónde. Con quién. Y hacia qué horizonte. Y sé que no estoy sola. Que somos muchas las pequeñas embarcaciones que, aunque no hagan tanto ruido, están sosteniendo este mar de fondo. Remando. Con criterio. Con alma. Con visión. Y, sobre todo, con un profundo compromiso de no dejarnos arrastrar por la corriente del miedo. Porque lo que estamos construyendo —en cada conversación, en cada decisión, en cada estrategia tejida desde dentro— es otra manera de estar en el mundo. Más humana. Más coherente. Más valiente. Y eso… eso (también) es nuestro futuro.
Brújula, propósito y caminos de posibilidad en tiempos inciertos

Hay semanas en las que el trabajo se convierte en espejo. Mientras preparaba dos conferencias —una sobre cómo descubrir tu valor añadido y otra sobre cómo redibujar tu manera de liderar— me di cuenta de que no estaba solo generando contenido. Estaba volviendo a casa. A las preguntas que me han sostenido siempre. A ese lugar interno donde se enraíza lo que de verdad importa. A menudo decimos que liderar con propósito es tener una dirección clara. Pero no siempre es así. La vida, y también el trabajo, se llena de curvas, nieblas y caminos que se desdibujan. Lo que nos sostiene entonces no es la hoja de ruta, sino la brújula. El horizonte no cambia, pero sí los puentes que desaparecen o las sendas que hay que volver a trazar. Y cuando el terreno se vuelve incierto, lo que hace la diferencia es la persona —y el equipo— que sostiene la brújula con firmeza. Con propósito. Con confianza. Con autenticidad. Una brújula clara no despeja la niebla, pero te recuerda hacia dónde seguir. Esa brújula es la que trabajamos en los procesos estratégicos que acompaño. Especialmente en momentos de cambio profesional o redefinición de liderazgo. Hablo de estrategias Vivas. De procesos participativos, visuales y estructurados que permiten hacer visible lo esencial, trazar lo diferencial y activar nuevas posibilidades. En organizaciones y equipos aparece una y otra vez una misma sensación: la de estar en movimiento sin estar del todo conectados con lo que de verdad importa. Líderes que sienten que su forma de liderar ya no encaja. Profesionales con talento que no saben cómo poner en palabras su aporte real. Equipos que ejecutan sin comprender del todo para qué hacen lo que hacen. Y debajo, una desconexión que afecta al compromiso, a la claridad, al impacto y al sentido. En esos procesos no doy “las respuestas”. Creo las condiciones, habilito los espacios y activo los lenguajes para que éstas emerjan. A veces, una persona redescubre su propósito profesional al ver con claridad qué cambia cuando ella está en el sistema. O comprende que su diferencial no está en hacer mucho, sino en cómo sostiene, acompaña o estructura. O logra conectar los hitos de su historia y, al hacerlo, se reencuentra con lo que le da dirección. No siempre hay certezas. Pero cuando puedes verte con claridad, puedes decidir con más consciencia. Eso cambia la forma de liderar, de comunicar y de contribuir. Y, sobre todo, devuelve arraigo en este tiempo donde tanto se tambalea. Yo misma sigo haciéndome estas preguntas. Tengo 51 años y sigo redibujando caminos. Pero hay algo que no cambia: el propósito desde el que acompaño. Porque cuando una persona o un equipo conecta con lo que verdaderamente es, lo que sabe hacer y lo que quiere aportar, aparece el trazo. Aparece el rumbo. Y con él, la posibilidad de avanzar sin perderse. En un tiempo como este —complejo, incierto, exigente y un poco preocupante—, reconectar con lo que somos y con lo que podemos ofrecer de manera única no es un lujo. Es una necesidad. Y si somos capaces de nombrarlo, trazarlo y anclarlo… pisamos con más firmeza, decidimos con más alineación y lideramos con más verdad. Porque de eso se trata: de ocupar nuestro lugar no solo desde lo que sabemos hacer, sino desde lo que Somos. Y de hacerlo al servicio de algo mayor: un equipo más conectado, una organización más coherente, un ecosistema con más sentido y una contribución que aúna resultado y propósito, impacto y coherencia, dirección y humanidad. Así que si te resuena esto de conectar con tu valor añadido para tomar decisiones con sentido, trazar con claridad tu contribución y dejar una huella coherente, te espero en: 🔹 ASPEGI | 3 de abril | Donostia – Diferénciate: conecta con tu valor añadido. 👉 Apúntate aquí Y i quieres dibujar tu liderazgo desde lo que eres, no desde lo que se espera, y activar tu impacto en tu equipo y entorno desde tu centro, desde tu brújula, acompáñame en esta otra: 🔹 ARTEKO | 4 de abril | Bilbao – Dibuja tu liderazgo: del garabato a la acción. 👉 Apúntate aquí Porque cuando conectamos con lo esencial —como personas o como organizaciones—, aunque dibujemos caminos claros, habrá momentos en los que tocará girar el rumbo, improvisar senderos o reconstruir puentes. Y ahí es donde la brújula importa: cuando el terreno cambia, pero el propósito permanece. Eso es dirección. Eso es estrategia. Y eso es ejercer un liderazgo que contribuye con sentido. #DibujaTuEstrategia #sinoloveonomemuevo #EstrategiaIntegral #EstrategiaParticipada #Brújula #esenciaestratégica #propósito #liderazgoconsentido #desarrolloprofesional
Lo que otras personas “ven” de ti…

Lo que otras personas “ven” de ti… Lo que otras personas “ven y visualizan” de tu trabajo y contribución tiene mucho más valor y sentido que mil palabras que tú puedas decir sobre ti misma. Me siento tan agradecida y emocionada por cómo “Dibuja Tu Estrategia” va resonando con aquellas personas que habéis profundizado en sus páginas (y su experiencia extendida). Os quiero compartir algunos testimonios en los que destacáis su impacto y utilidad: 1 💬Transformación Personal y Profesional. “Este libro me ha permitido profundizar en mi desarrollo personal y profesional, haciendo que el rotulador y la pizarra sean herramientas esenciales en mi despacho. Gracias a Miryam, he aprendido a comunicar y expresarme de una manera más eficiente. 2💬Herramienta Estratégica, Práctica y Emocional. “Dibuja Tu Estrategia’ es más que un libro; es una herramienta tangible y emocionante que facilita la comunicación clara y efectiva, ayudando a individuos y equipos a clarificar y alcanzar sus objetivos con un enfoque revolucionario del Visual Thinking como Lenguaje” 3💬 Claridad en la Estrategia y Metas. “A menudo, los desafíos dentro de los equipos surgen de malentendidos o falta de claridad en las metas y estrategias. El libro ofrece técnicas para dibujar literalmente la estrategia del equipo, asegurando que todos los miembros tengan una visión clara y compartida de hacia dónde se dirige el equipo y cómo planea llegar allí.” “Es un libro que te permite profundizar mucho en ti como persona y, si trabajas con un equipo o una organización, acompañar a tu equipo a dibujar sus estrategias. Este enfoque práctico transforma cómo interactuamos y planificamos en un entorno profesional y personal.” 4💬 Maximiza la Comunicación y la Participación en y de los Equipos. “Dibuja Tu Estrategia” transforma cómo los equipos interactúan y colaboran. Utilizando técnicas concretas de facilitación y comunicación visual, este libro enseña a visualizar colectivamente problemas y soluciones, lo que mejora significativamente la claridad y el entendimiento mutuo. Este enfoque no solo es más rápido y directo, sino que también es inclusivo, permitiendo que personas con diversos estilos de aprendizaje participen efectivamente.” ¡Gracias a todas las personas que rotulador en mano estáis “dibujando estrategia” y por regalarme vuestras valiosisimas palabras y feedback! 📚💬✨ #DibujaTuEstrategia #LenguajeVisual #VisualThinking #Estrategia #ComunicaciónEfectiva #MovilizaciónDeEquipos #conectar #comunicar #acción
1 año de #DibujatuEstrategia

Hace casi dos años comenzó esta increíble aventura. Un año atrás, mi libro vio la luz y, desde entonces, ha sido una llave maestra: abriendo puertas a nuevos lugares, tejiendo conexiones con innumerables personas, movilizando manos y alumbrando caminos. Gracias a él, he viajado desde Bilbao hasta Barcelona, desde Madrid hasta Vitoria, y cruzado el Atlántico hacia México. Cada presentación ha marcado un hito, celebrando no solo una, sino tres ediciones que invitan a dibujar estrategias y a utilizar el lenguaje visual para empoderar equipos. ¡Gracias por acompañarme en este maravilloso año y prepárate para lo que viene! Pronto compartiré más novedades. Para comprar el libro: https://librosdecabecera.com/dibuja-tu-estrategia/
El Poder del Lenguaje Visual en la Estrategia Organizacional

En nuestro entorno cada vez más dominado por lo digital y lo visual, el Lenguaje Visual emerge como un lenguaje estratégico esencial para mejorar la conexión, la comunicación y la acción efectiva. Este enfoque puede ser particularmente valioso en la toma de decisiones dentro de los equipos, ya que simplifica la comprensión y el análisis de las opciones disponibles, permitiendo visualizar claramente los caminos a seguir, como si estuviéramos trazando rutas en un mapa donde actuar y movernos en una dirección compartida. El Lenguaje Visual no solo nos ayuda a diseñar la forma de nuestra estrategia—delineando el camino y definiendo nuestro punto de partida y destino—sino que también brinda claridad y centra el foco en el mensaje y la llamada a la acción. Además nos permite conectar con la emoción. No se trata de entender “completamente”, se trata de sentir y conectar emocionalmente.. El Lenguaje visual nos permite darle forma y dotar de fondo a nuestra estrategia. La forma (o trazar el camino y nuestro lugar en él). Necesitamos un lugar desde el que comenzar. Un resultado o punto final al que queremos llegar. Desarrollar con claridad y foco el mensaje y la llamada a la acción. Conectando con la emoción. Leí una vez en una servilleta que no se trata de entender, se trata de sentir. El fondo (darle sentido a nuestros pasos). El desarrollo de una estrategia visual se apoya en cuatro pilares fundamentales: Datos y Estructura: Necesitamos datos sólidos, como los flujos de caja y otras métricas organizativas, para comprender la realidad de manera ordenada y estructurada. Conexión y Relación: En el núcleo de nuestras actividades están las relaciones humanas. Las conexiones, los propósitos y los valores que compartimos son esenciales para construir y fortalecer vínculos dentro de nuestra red. Acción y Movimiento: Nuestros equipos y organizaciones están orientados a la acción. Es crucial concretar estos movimientos y decisiones en planes de acción claros y seguir avanzando con dirección y propósito. Innovación y Reto: Debemos aspirar a más, soñar, crear y aventurarnos a innovar. Es vital abrirse a nuevas posibilidades y explorar nuevos horizontes. Al integrar estos elementos, el Lenguaje Visual nos proporciona un “mapa” que nos ayuda a orientarnos y a tomar decisiones informadas sobre hacia dónde queremos ir como equipo o individualmente. Conclusiones y Aplicaciones Prácticas En un mundo de constante cambio e incertidumbre, nuestras estrategias necesitan no solo revelar los hechos, sino también proporcionar significado y estructura a la complejidad de los datos que manejamos. Necesitamos sintetizar y dar sentido a nuestras acciones a través de historias que creen conexiones emocionales. Además, es fundamental visualizar los retos e inspiraciones que contribuyen a algo más grande y definir rutas de acción que guíen nuestras decisiones. ¿Te atreverías a dibujar tu propia estrategia usando el Lenguaje Visual como guía? Este enfoque puede revelarse como una herramienta poderosa en la articulación de tu camino hacia el éxito. Nota: Las ideas presentadas se inspiran en el modelo de estilos relacionales de Bridge cruzadas con mi propia interpretación con el uso del Lenguaje Visual