De buques pesados (estrategias clásicas) a veleros (estrategias integrales y participadas) que sienten el viento y leen el mar

“La estrategia ya está escrita. Ahora solo falta que la gente la ejecute.” “La estrategia no es para todos. Es un tema de dirección.” “No hace falta que lo entiendan. Lo importante es que lo cumplan.” “Todo está en el documento… otra cosa es que la gente lo lea.” “Ya hicimos el plan. Ahora toca cumplirlo.” Estas frases las he escuchado más veces de las que puedo contar. Y no con mala intención. Las dicen personas con buena voluntad, con experiencia, con mucha cabeza y también con demasiada presión por obtener resultados. Pero lo hacen desde un modelo de estrategia que fue útil en otro tiempo y que hoy, simplemente, ya no basta. Y yo también lo aprendí así. En la facultad, lo que nos enseñaban sobre estrategia estaba profundamente influido por Michael Porter y la escuela clásica del management estratégico. Se trataba de elegir una posición, definir una ventaja competitiva sostenible, protegerla a toda costa y trazar un plan preciso que nos guiara sin desviaciones. La estrategia era algo que se pensaba en despachos, se escribía en documentos extensos y se ejecutaba en cascada. Todo tenía el orden, la lógica y la previsión de un gran crucero transatlántico: sólido, jerárquico, y con una hoja de ruta clara desde el inicio. Pero ese buque, a veces crucero, que durante años fue símbolo de estabilidad, hoy ya no basta. Los cambios ya no vienen con tiempo. Los contextos no se pueden contener en un Excel. Y las personas —con sus preguntas, talentos, emociones y propuestas— ya no son “recursos humanos”, sino el motor mismo del movimiento. Con el tiempo entendí que el problema no era solo de contenido, sino de enfoque. Me fui formando en otros paradigmas: la Teoría U de Otto Scharmer, las metodologías participativas, la facilitación visual, el coaching de equipos, la mirada sistémica. Y descubrí que otra estrategia era posible. Una que no parte del control, sino de la presencia. Una estrategia que no navega como un transatlántico… sino como un velero. Durante mucho tiempo, la estrategia fue entendida como un ejercicio de planificación racional, jerárquica y controladora. En los 80 y 90, bajo la influencia de Porter, se buscaba estabilidad, ventajas duraderas, cumplimiento. Luego llegaron los 2000, los entornos VUCA (volátiles, inciertos, complejos y ambiguos), el pensamiento ágil, la disrupción, lo digital. Pero hoy no basta con adaptarse. Hoy vivimos en un mundo BANI: frágil (Brittle), ansioso (Anxious), no lineal (Non-linear) e incomprensible (Incomprehensible). Un mundo donde los mapas de navegación se quedan cortos, los planes se rompen, y lo emocional y lo sistémico no pueden quedarse fuera. Donde la complejidad no se resuelve: se habita. Por eso están emergiendo nuevas miradas. Como la de Nora Bateson, que habla de inteligencia transcontextual y complejidad cálida. O Frederic Laloux, que propone organizaciones evolutivas. O Otto Scharmer, que nos invita a cambiar la fuente desde donde operamos, a liderar desde la escucha, la presencia y la co-creación. Y también está apareciendo otra forma de entender la estrategia. Una que no se diseña en PowerPoint, sino que se conversa en círculos. Una que no se ejecuta, sino que se activa desde el compromiso colectivo. Porque todo eso que aprendimos se parecía demasiado a un buque transatlántico. Imponente, sólido, con todo previsto desde el puerto: el rumbo, las paradas, los protocolos. Un capitán que lo sabe todo. Una tripulación que ejecuta. Y un plan trazado al milímetro, con la idea de no desviarse ni un grado. El problema es que los buques no giran a tiempo. Y  hoy ni los icebergs ni las tormentas llegan con aviso. Una pandemia. Un conflicto geopolítico. Una nueva regulación. Una crisis reputacional en redes. Un cambio interno inesperado. Los trasatlánticos tienen estructura, sí… pero les cuesta responder a tiempo cuando el contexto cambia. Y muchas veces, también pierden la capacidad de escuchar lo que pasa más cerca del agua que navegan. Por eso, cada vez más organizaciones están cambiando de embarcación (de manera de hacer estrategia). Están bajando de los grandes cruceros y eligiendo navegar con veleros. Veleros que no compiten en tamaño, sino en mirada. Que están más cerca del agua que navegan. Que ven con sus propios ojos lo que tienen delante, a los lados… y dentro. Que intuyen, sienten, responden, anticipan… e improvisan con criterio. Es cierto: un velero no es el más rápido del océano. Su velocidad media es menor que la de un gran crucero o la de un buque. Pero cuando algo cambia, puede girar sin perder el rumbo. Y, sobre todo, puede llegar a lugares donde un crucero ni se acerca. Puede leer el viento y virar antes de que llegue la tormenta. Navegar por zonas estrechas, nuevas, inciertas. Avanzar sin combustible, solo con pericia y propósito. Y colaborar con otros veleros sin perder su identidad. Porque no siempre gana quien va más rápido, sino quien sabe a dónde va… y con quién. Este otro tipo de estrategia —más viva, más integral, más conectada— no necesita levantar la voz para mostrar su valor. No busca impresionar desde el control, sino avanzar con sentido. Es una estrategia que se visualiza porque necesita ser comprendida. Que se conversa porque necesita resonar en quienes la activan. Que se mueve porque nace del compromiso, no solo del análisis. Una estrategia viva no es un documento. Es una práctica compartida. No es una verdad única. Es una brújula colectiva. No es un rumbo impuesto. Es un viaje con propósito. Por eso, cada vez más organizaciones, equipos y líderes están dejando atrás los grandes cruceros diseñados para no moverse, brillantes por fuera pero torpes ante el cambio… y subiendo a bordo de veleros capaces de leer el viento, virar a tiempo y navegar lo incierto sin perderse. Porque no se trata de cambiar de barco… sino de cambiar la forma en la que navegamos. En el próximo post:  te voy a regalar u diagnóstico basado en las 7 diferencias clave entre una estrategia rígida y una estrategia viva. Una comparativa clara, visual y

Mi estrategia para estar en LinkedIn (sin dejar de ser yo). Parte I.

Me cuesta escribir en LinkedIn. No porque no tenga cosas que decir (quienes me conocen saben que me sobran ideas, palabras, dibujos, conexiones). Me cuesta porque no quiero impostar. Porque no quiero entrar en el juego del “esto es lo que hay que hacer para estar”. Porque quiero que lo que digo aquí esté alineado con quien Soy cuando estoy “en presencial”. Y con quien Soy y lo que hago; sin más… ni menos. Y sin embargo, aquí estoy. Escribiendo este post… para LinkedIn. No porque alguien me lo haya dicho. Que también: algunas personas a las que respeto y admiro y que me están acompañando profesionalmente, me repiten que es importante, que es parte de mostrar lo que hago, de generar posicionamiento, de compartir el valor de todo con lo que contribuyo. Que es también un ejercicio de responsabilidad para ofrecer eso que Soy y sé hacer y aporto. Y eso me resuena. Así que  también estoy aquí porque algo dentro de mí me lo pide. Porque este momento —y este post— son parte de un “nuevo comienzo” en este espacio. Es  un nuevo comienzo de esos que vienen después de haber caminado mucho. Los que nacen cuando decides mirar todo lo vivido con otros ojos. Los que te invitan a moverte de sitio, sin moverte de ti. Yo he comenzado muchas veces. Cuando me fui a México muy joven a trabajar con niños de la calle. Cuando regresé para cuidar a mi aita y mi ama y tuve la suerte de embarcarme en el mundo de la  Cooperación Internacional. Cuando asumí liderazgos con equipos estimulantes. Cuando viví rupturas y caídas y para volver a emerger. Cuando me fui a Boston a desconectar para volver a conectar(me). Cuando me atreví y decidí emprender mi propio proyecto… Cada uno de esos comienzos no me llevaron a otro lugar: me llevaron más cerca de mí. Y hoy, este post también es eso: una forma de poner en marcha una nueva manera de estar en LinkedIn. Con voz propia. Con mi aportación sobre la estrategia, los equipos y los procesos: profunda, clara, visual, participativa, con “toque”. Con mi estilo, que no es ni mejor ni peor: es el mío. Con mis aprendizajes, mis herramientas, mi visión estratégica y mi humanidad encima de la mesa. Estoy aquí para compartir lo que sé y lo que soy. Para explorar este espacio que no me es tan natural como otros presenciales —el de las conferencias, los talleres, los procesos de consultoría, el encuentro directo con las personas— en los que me es más natural mostrar lo hago y desde dónde lo hago; pero que también me ofrece la posibilidad de abrirme  a otros océanos, conectar con otras orillas, entrar en conversación con quienes quizá es más difícil coincidir en espacios “y otros mares”. Y eso, claro, me remueve. Porque implica quitarme capas, revisar el ego, dejar a un lado el miedo a que no guste, a que suene “raro”. Implica escucharme más a mí que a los algoritmos. Elegir mostrarme antes que fingir. Ponerme en modo verdad. Y en ese mostrarme, me toca también abrazar lo que soy: una consultora estratégica que utiliza rotuladores. Que piensa y dibuja. Que conecta estrategia con emoción. Que nombra lo complejo con claridad y lo profundo con sencillez. Que cree en el cuidado, en la conexión, en el propósito. Que acompaña procesos de transformación con rigor… y con belleza. Y esa es mi estrategia para LinkedIn: no fingir ni impostar. No tener que parecer. Simplemente estar. Mostrarme. Con impacto, con método, con criterio. Desde mi voz y mi estilo. A mi tiempo y manera. Y ver a quién resuena. Tendré que encontrar mi propio ritmo. No sé si será cada semana, cada mes, cada estación. No sé si llegaré a “responder” a los algoritmos. Pero sí sé que quiero estar aquí. Porque creo —de verdad— que lo que tengo para ofrecer puede ser útil, puede inspirar, puede mover. Y mientras escribía este post, volví —casi sin darme cuenta— a mirar mi propia constelación de 10 estrellas que compartí hace un par de semanas en la conferencia “Atrévete al mar: si no naciste para quedarte en la orilla”. Y me he dado cuenta de algo muy simple: esa guía también aplica aquí. También me orientan en este momento. Porque este post, esta decisión, este empezar a mostrarme con intención… también es, de alguna manera, un nuevo comienzo. Así que… de este post me ha salido otro. Mira tú qué bien. Si quieres descargar la infografía  (en realidad he subido dos) y leer este segundo post puedes ir aquí: infografía  (en realidad he subido dos) y leer el segundo post: https://miryamartola.com/conferencias-y-articulos/10-estrellas-guia-para-no-perderme-en-este-mar-de-linkedin-ni-en-ninguna-otra-red-social-parte-ii/ #DibujaTuEstrategia #conecta #comunica #acción #mostrame #ConsultoríaEstratégica #ComunicaciónEstratégica #mostrarme Si quieres recibir mi newsletter, escríbeme a : info@miryamartola.com Mi nueva web (y muuucho más) está en camino…  ¡Te voy informando!

Conectar los puntos: decidir con sentido en tiempos del des_propósito

Necesito escribir este post porque se me arruga el estómago cada vez que escucho las noticias y conecto con la locura que nos rodea estos últimos días. No solo como ciudadana, sino también como pequeña empresaria. Porque lo que está en juego además de nuestra economía (macro y micro) es el sentido. Y cuando el sentido tambalea o se desdibuja por los trazos del miedo, las decisiones se vuelven erráticas, las estrategias se desconectan y el futuro se vuelve aún más incierto. Y por eso necesito trazar mi propia ruta estratégica. Para no caer en la desesperanza. Para reconectar los puntos (connecting the dots). Porque cuando el ruido se hace tan loco, el propósito tiene que sonar aún más fuerte. ● Punto 1: Europa busca su manera propia Cada año participo en la SME Assembly, el gran encuentro europeo impulsado por la Comisión Europea para pensar el futuro de las pequeñas y medianas empresas. Formo parte del equipo de facilitación internacional que acompaña el proceso con propuesta y síntesis visual, transformando ideas complejas en claridad compartida. En la edición de 2024, celebrada en Budapest, emergió con fuerza la conversación sobre la necesidad de un modelo europeo de empresa frente a los modelos dominantes de Estados Unidos o China. Un mode… ● Punto 2: Un contexto global que aprieta y desconcierta Lo que estamos viendo con Estados Unidos —con sus decisiones unilaterales, sus aranceles y su lógica de “soy el centro del mundo, hago y dispongo lo que me plazca”— no es solo una cuestión técnica o económica. Es una señal clara de desorientación global, una forma de ejercer poder que impone tensión sobre el resto del sistema económico, social y político. Y esa tensión nos atraviesa directamente: se rescinden contratos sin previo aviso, se congelan inversiones que ya estaban comprometidas, se aplazan decisiones, se expulsan personas e identidades, se desequilibra el sistema … ● Punto 3: El giro necesario – de la estrategia como control a la estrategia como identidad Aquí se abre un cruce clave. Algunas estrategias se están construyendo desde el miedo: buscando controlar lo incontrolable, tomando decisiones apresuradas, cerrándose a nuevas posibilidades. Se traducen en medidas que no construyen comunidad ni visión a largo plazo. Solo tratan de contener. Pero existe otro camino. Una estrategia que parte del propósito, que se construye desde dentro hacia fuera, que se alinea con lo que somos y con lo que queremos sostener. Una estrategia que no impone, sino que implica… ● Punto 4: Las PYMEs como músculo y conciencia de Europa Lo veo cada día en mi trabajo. Las pequeñas y medianas empresas —que representan más del 99% del tejido empresarial europeo— no están solo sosteniendo la economía. Están sosteniendo relaciones, empleos, compromisos, vínculos con la comunidad. Son la infraestructura emocional y práctica de esta Europa que quiere construir desde los valores y no desde los algoritmos del miedo. Y aun así, son las que más sufren cuando el sistema global entra en pánico. Porque a ellas (a nosotras) se les cortan los pagos. Se les pausan los contratos. Se les congelan los apoyos. ● Punto 5: Conectar los puntos para no perder el rumbo Connecting the dots no es solo una frase inspiradora. Es una necesidad estratégica. En tiempos donde todo parece fragmentado, conectar el propósito con la acción, la identidad con las decisiones, la escucha con el rumbo… no es un lujo. Es lo que nos permite seguir siendo quienes somos sin desdibujarnos en el ruido. Preguntas que me están ayudando estos días: ¿Mi estrategia está ayudando a sostener lo que importa… o solo a aguantar? ¿Estoy decidiendo desde el miedo… o desde mi centro? ¿Tengo un plan para sostener y resistir… o una dirección que me ayude a construir? Como dice Otto Scharmer: “El liderazgo comienza escuchando el futuro que quiere emerger.” Y ese futuro, para muchas organizaciones, no llegará desde una sala cerrada ni desde un plan de control. Sino desde una conversación honesta, un propósito compartido y la valentía de construir una estrategia propia, viva y en común. Yo también estoy ahí. Como empresaria. Como consultora estratégica. Con mis propias preguntas. Con mis miedos. Intentando sostener equipo, mantener foco, cuidar la calidad, honrar los compromisos, mientras afuera la marea sube y el viento cambia cada día de dirección. A veces me siento como una txalupa en medio de la tempestad: pequeña, sí. Frágil, a ratos. Pero con el remo firme. Porque aunque no puedo controlar el mar, sí puedo decidir cómo remar. Desde dónde. Con quién. Y hacia qué horizonte. Y sé que no estoy sola. Que somos muchas las pequeñas embarcaciones que, aunque no hagan tanto ruido, están sosteniendo este mar de fondo. Remando. Con criterio. Con alma. Con visión. Y, sobre todo, con un profundo compromiso de no dejarnos arrastrar por la corriente del miedo. Porque lo que estamos construyendo —en cada conversación, en cada decisión, en cada estrategia tejida desde dentro— es otra manera de estar en el mundo. Más humana. Más coherente. Más valiente. Y eso… eso (también) es nuestro futuro.  

Lo que otras personas “ven” de ti…

Lo que otras personas “ven” de ti… Lo que otras personas “ven y visualizan”  de tu trabajo y  contribución  tiene mucho más valor y sentido que mil palabras que tú puedas decir sobre ti misma. Me siento tan agradecida y emocionada por cómo “Dibuja Tu Estrategia” va resonando con aquellas personas que habéis profundizado en sus páginas (y su experiencia extendida). Os quiero compartir algunos testimonios en los que destacáis su impacto y utilidad: 1 💬Transformación Personal y Profesional. “Este libro me ha permitido profundizar en mi desarrollo personal y profesional, haciendo que el rotulador y la pizarra sean herramientas esenciales en mi despacho. Gracias a Miryam, he aprendido a comunicar y expresarme de una manera más eficiente. 2💬Herramienta Estratégica,  Práctica y Emocional. “Dibuja Tu Estrategia’ es más que un libro; es una herramienta tangible y emocionante que facilita la comunicación clara y efectiva, ayudando a individuos y equipos a clarificar y alcanzar sus objetivos con un enfoque revolucionario del Visual Thinking como Lenguaje” 3💬 Claridad en la Estrategia y Metas. “A menudo, los desafíos dentro de los equipos surgen de malentendidos o falta de claridad en las metas y estrategias. El libro ofrece técnicas para dibujar literalmente la estrategia del equipo, asegurando que todos los miembros tengan una visión clara y compartida de hacia dónde se dirige el equipo y cómo planea llegar allí.” “Es un libro que te permite profundizar mucho en ti como persona y, si trabajas con un equipo o una organización, acompañar a tu equipo a dibujar sus estrategias. Este enfoque práctico transforma cómo interactuamos y planificamos en un entorno profesional y personal.” 4💬 Maximiza la Comunicación y la Participación en y de los Equipos. “Dibuja Tu Estrategia” transforma cómo los equipos interactúan y colaboran. Utilizando técnicas concretas de facilitación y comunicación visual, este libro enseña a visualizar colectivamente problemas y soluciones, lo que mejora significativamente la claridad y el entendimiento mutuo. Este enfoque no solo es más rápido y directo, sino que también es inclusivo, permitiendo que personas con diversos estilos de aprendizaje participen efectivamente.” ¡Gracias a todas las personas que rotulador en mano  estáis “dibujando estrategia” y por regalarme  vuestras valiosisimas palabras y feedback! 📚💬✨ #DibujaTuEstrategia #LenguajeVisual #VisualThinking #Estrategia #ComunicaciónEfectiva #MovilizaciónDeEquipos #conectar #comunicar #acción

1 año de #DibujatuEstrategia

Hace casi dos años comenzó esta increíble aventura. Un año atrás, mi libro vio la luz y, desde entonces, ha sido una llave maestra: abriendo puertas a nuevos lugares, tejiendo conexiones con innumerables personas, movilizando manos y alumbrando caminos. Gracias a él, he viajado desde Bilbao hasta Barcelona, desde Madrid hasta Vitoria, y cruzado el Atlántico hacia México. Cada presentación ha marcado un hito, celebrando no solo una, sino tres ediciones que invitan a dibujar estrategias y a utilizar el lenguaje visual para empoderar equipos. ¡Gracias por acompañarme en este maravilloso año y prepárate para lo que viene! Pronto compartiré más novedades. Para comprar el libro: https://librosdecabecera.com/dibuja-tu-estrategia/