Ver para decidir: el poder estratégico de las actas gráficas (Porque si lo vemos, nos movemos).
El desafío: tanto contenido, tan poca comprensión compartida
Quien ha participado en una reunión estratégica, un comité o una jornada de trabajo sabe que, al terminar, queda la sensación de haber hablado mucho… pero no siempre de haber comprendido lo mismo. Se genera abundante contenido, palabras, ideas, decisiones, matices, pero luego llegan las actas textuales: densas, extensas y poco inspiradoras.
Nadie las relee. Nadie las recuerda. Y lo que no se recuerda, se desvanece.
A veces el problema no es la falta de información, sino la falta de un lenguaje común que permita ver lo esencial, conectar las piezas y anclar las decisiones. Y ahí es donde las actas gráficas , o graphic recordings en inglés— se convierten en una herramienta estratégica de primer orden.
Porque no solo recogen lo que se dice: anclan lo que se decide. Y cuando las decisiones se anclan visualmente, el equipo puede recorrer su propio proceso estratégico con dirección y coherencia.
Ver es comprender. Y comprender, es poder avanzar.
Qué son (y qué no son) las actas gráficas
Una acta gráfica es la captura visual en tiempo real de una conversación o proceso: una síntesis que combina dibujo, tipografía y estructura para representar no solo el contenido, sino también la energía, la intención y los matices que surgen en el diálogo.
No se hace después. No se maquilla. Se construye mientras ocurre la conversación, a partir de una escucha profunda y un criterio de síntesis: qué entra, dónde se ubica y para qué se representa. Después puede post-producirse para integrarse en informes, presentaciones o entregables, pero su valor principal está en lo que ocurre en el momento: la construcción de sentido compartido.
Por eso, una acta gráfica no es una ilustración bonita ni un resumen artístico. Es una herramienta estratégica que escucha, estructura y traduce lo complejo en una narrativa visual común y compartida.
En el marco de Dibuja tu Estrategia®, las actas gráficas forman parte de la Facilitación Visual en Acción: ese espacio donde la escucha, el dibujo y el anclaje visual se combinan para transformar la conversación en comprensión.
Por qué funcionan: la ciencia detrás del trazo
Las actas gráficas funcionan porque se apoyan en cómo aprende y recuerda nuestro cerebro.
- Doble codificación (Dual Coding Theory): Cuando combinamos palabra e imagen, la comprensión y la retención se multiplican. Recordamos más y durante más tiempo.
- Efecto de superioridad de la imagen: Las imágenes se recuerdan mejor que las palabras. Lo visual activa más rutas de memoria.
- Drawing effect: Visualizar, o ver hacerlo, refuerza la huella cognitiva. Al visualizar en directo, el grupo integra y recuerda el contenido como propio.
- Teoría de la carga cognitiva: Un buen diseño visual ordena la información, reduce el ruido y permite centrarse en lo que importa.
- Modelos mentales compartidos (team cognition): Las visualizaciones conjuntas actúan como mapas mentales de equipo. Todos ven lo mismo, desde su perspectiva, pero comparten la estructura.
En otras palabras, ver juntos lo que pensamos juntos genera una inteligencia colectiva más coordinada, clara y eficaz.
Por eso una buena acta no es decoración: es arquitectura cognitiva.
El valor estratégico de una acta gráfica
Una acta gráfica bien diseñada y utilizada es una palanca estratégica. Su función va mucho más allá del registro. Actúa en varios planos simultáneos:
- Recoge lo importante: Sintetiza ideas clave, decisiones, tensiones y acuerdos. Evita las actas textuales que se pierden en carpetas y correos.
- Ancla y recuerda: Ordena lo complejo y genera memoria compartida. El equipo puede volver al mural y “hablar desde lo mismo”.
- Alinea y moviliza: Visualizar juntos construye una narrativa común: pasado, presente y futuro. Permite que cada persona encuentre su lugar en el mapa colectivo.
- Comunica con impacto: Actúa como anclaje y ” driver” puente entre perfiles técnicos y no técnicos. Se convierte en una pieza de comunicación interna o externa: mural, infografía, presentación, newsletter…
- Facilita el seguimiento: Integrada en un cuadro de mando visual, permite sostener la estrategia viva. Lo que se ve, se revisa. Y lo que se revisa, avanza.
En síntesis: un acta gráfica convierte la conversación en acción.

Cómo se hace bien: el proceso y la profesionalidad
Detrás de cada acta gráfica hay una metodología rigurosa. No se trata solo de dibujar, sino de pensar visualmente con propósito.
Antes: propósito y arquitectura
Cada registro comienza con una pregunta fundamental : ¿Para qué y para quién(es) se hace esta acta?
No es lo mismo registrar para tomar decisiones que para comunicar resultados o socializar aprendizajes. Se define la audiencia, el formato (físico o digital), el idioma, la confidencialidad y los usos posteriores.
A partir de ahí, se elige una estructura visual coherente (y a veces, ya en modo pro, emergen metáforas visuales que sintetizan el foco global -pero de eso os hablaré otro día). El soporte visual se diseña al servicio del objetivo.
Durante: escucha, síntesis y diseño
La escucha gráfica es una competencia estratégica. Se trata de captar el contenido y también el contexto: los silencios, los matices, los gestos, aquello que se dice y lo que se intuye. Escuchar visualmente implica seleccionar lo significativo, titular con intención y estructurar con claridad para que la conversación se vea.
El dibujo se convierte en una conversación visual: palabras clave, iconos, contenedores, jerarquías, decisiones. Y, en algunos momentos, si así se considera, se puede abrir el trazo al grupo, microvotaciones, post-its visuales, símbolos compartidos, para activar la apropiación colectiva.
Adicionalmente, y es uno de los cierres que más me piden mis clientes es ofrecer el summing up de lo recogido: devolver la mirada al grupo y mostrar, compartir lo que se ha construido. En ese acto de verse, el equipo reconoce su propio pensamiento, genera una narrativa común y compartida y encuentra un punto de anclaje desde el que seguir avanzando. El acta gráfica se convierte así en un espejo y en un mapa: un lugar donde la conversación se ordena, la comprensión se consolida y la estrategia empieza a sostenerse.
Después: activación
El acta gráfica puede posteriormente “limpiarse”, vectorizarse y adaptarse para su difusión: mural digital, extractos por áreas, piezas para informes o presentaciones etc… Pero lo esencial es integrarlo en los rituales de seguimiento: reuniones de revisión, tableros visuales, cuadros de mando.
Porque un acta viva no se archiva: se utiliza.
Casos y usos de alto impacto
He trabajado con equipos directivos, instituciones y empresas de distintos sectores que han integrado también las actas gráficas en sus procesos estratégicos.
En empresas como Daikin, Siemens y ABB, las utilizamos para cerrar procesos de planificación estratégica: murales que recogían propósito, valores, objetivos y líneas de acción.
En el Gobierno Vasco, sirvieron para sintetizar debates complejos en políticas públicas y visualizar consensos en tiempo real.
En el Grupo Eroski, fueron clave en asambleas de socios: un espacio donde las decisiones se vuelven visibles y comprensibles para todos.
En la Universidad del País Vasco EHU , las actas ayudaron a trazar el recorrido del cambio de método pedagógico, uniendo discurso y acción.
Y en un gran medio de comunicación nacional, la Cadena SER, una directiva me decía tras ver su primera acta gráfica: “Fue el mejor resumen que había visto nunca. Capturaba lo que se dijo y lo que se quiso decir. Desde entonces, cada vez que quiero recoger algo importante, recurro a este formato. Las actas gráficas conectan, comunican y explican mejor.”
Cuando una organización experimenta esto, ya no quiere volver atrás. Porque descubre que una conversación dibujada es una conversación comprendida.
Más que registro: una forma de pensar visualmente
Las actas gráficas no son un producto; son una manera de mirar y de conversar. A través de ellas, un equipo puede ver su propio pensamiento desplegado: las relaciones entre las ideas, los puntos ciegos, los acuerdos reales. Lo invisible se hace visible. Lo abstracto, tangible. Y así, el equipo puede ver juntos lo que antes solo intuía.
Cada trazo es una decisión sobre lo esencial.
Cada bloque, un contenedor de sentido.
Cada color, un hilo que une.
Visualizar es también una forma de cuidar: cuidar la escucha, el ritmo, el lenguaje, la claridad. Porque detrás de cada línea hay una intención: ordenar para comprender, comprender para decidir y decidir para avanzar.
Porque cuando lo vemos, nos movemos
Una buena acta gráfica es mucho más que un mural bonito: es un anclaje visual de la estrategia.
Nos permite volver, releer el camino, sostener la memoria compartida.
Y, sobre todo, nos recuerda hacia dónde íbamos cuando decidimos avanzar.
En tiempos de complejidad y sobreinformación, ver juntos es decidir mejor.
Porque ver no es solo mirar: es comprender, conectar y comprometerse.
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Nota: Las imágenes que acompañan este post proceden de casos reales con distintas organizaciones. Han sido tratadas y adaptadas para preservar la confidencialidad y la privacidad de estos procesos estratégicos.
Trabajo siempre desde un profundo respeto a mis clientes y a sus equipos. Los espacios donde dibujamos estrategia son lugares de alta intimidad organizacional, donde se comparte lo que realmente importa: visiones, tensiones, decisiones y propósitos.
Por eso, cada trazo que aquí se muestra preserva la esencia del proceso, reflejando su sentido sin exponer su contenido. Cuidar esa confianza es parte esencial de nuestra manera de acompañar.

